Vaya por delante que soy gallego y emigrante。 Por lo tanto, para lo bueno y para lo malo, puedo valorar con conocimiento de causa lo que esta novela nos trata de transmitir。A mí, de entrada, me transmitió realidad, profundos sentimientos de dolor y añoranza y el inevitable recuerdo de aquellos versos de Rosalía de Castro: Adiós ríos, adios fontes/Adiós regatos pequenos/Adiós vista dos meus ollos/Non sei cando nos veremos。Es una novela de ficción histórica, pero fiel a la época y a los hechos; se Vaya por delante que soy gallego y emigrante。 Por lo tanto, para lo bueno y para lo malo, puedo valorar con conocimiento de causa lo que esta novela nos trata de transmitir。A mí, de entrada, me transmitió realidad, profundos sentimientos de dolor y añoranza y el inevitable recuerdo de aquellos versos de Rosalía de Castro: Adiós ríos, adios fontes/Adiós regatos pequenos/Adiós vista dos meus ollos/Non sei cando nos veremos。Es una novela de ficción histórica, pero fiel a la época y a los hechos; se nota, como es habitual en esta autora, un gran trabajo de documentación previo。¡Qué decir de los sentimientos que transmite! Todo aquel que tuvo que abandonar sus raíces, sin distinción de región, conoce bien lo que se siente。 A mí, durante la lectura, más de una vez me ha provocado un nudo en el estómago。 Pero debo decir que no porque la autora caiga en el fácil recurso de melancolía del emigrante。 No, no lo hace。 Narra los hechos como si los hubiese vivido y esa naturalidad es la que provoca esa transmisión de sentimientos y emoción。En la parte histórica de la simbiosis de los gallegos con Cuba, tampoco cae en el fácil recurso de posicionarse a pelota pasada。 No, como buena escritora de novela histórica, mezcla la ficción con datos y hechos irrefutables。 Pero, lo más importante, sin posicionarse de un lado u otro, aunque nos lleve a la indignación de una realidad que hace muchos años nos decepcionó a aquellos que tuvimos en nuestra juventud una idea romántica de la revolución cubana。 Romanticismo y revolución son incompatibles。Quiero resaltar, por otra parte, algo que vengo observando en esta autora: El control del tempo。 En novelas como esta, o como Armonía en ocho partes, sería muy fácil caer en la tentación de escribir páginas y páginas de relleno。 Estaría totalmente justificado en el contexto de la obra, pero para muchos lectores sería cansino。 Sin embargo, cuando vas leyendo y piensas que puede suceder algo así, la autora cambia radicalmente el tempo; nos lleva a otro escenario y deja que seamos los lectores los que rellenemos esos inter tempos。 ¡Magistral!El final de la novela es sorprendente, pero de una lógica humana inimaginable。 Yo diría que es un final impresionante de novela romántica, para aquellos que pensamos que la novela romántica no tiene porque tener un final de “fueron felices y comieron perdices”, sino de sentimientos profundos。Otro acierto, en mi opinión, es no caer en la moda de escribir un epílogo。 Todos los lectores quisiéramos saber como es la vida de Jesús después del final, pero yo, como lector, prefiero imaginarla, y no que me la cuenten。 Eso es literatura con mayúsculas。En resumen: Una novela que aporta a la literatura y que yo espero verla en lo más alto, me decepcionará no verla entre las finalistas del PLAS2021。La recomiendo de corazón。 Mi agradecimiento a la autora por las maravillosas 48 horas que he pasado leyendo esta obra。 。。。more